"En época de crisis, esta filosofía pone en valor justo lo que parece no gustarle a la sociedad de consumo, que está cambiando constantemente los objetos de nuestro alrededor", continua Barrera Martínez. "Defiende los muebles antiguos y con historia, como puede ser esa mesa de pueblo que tiene tu abuela en casa, que es más bonita cuántas más heridas tiene". Así, los arañazos, las manchas y las grietas en mesas, sillas o lámparas se valoran y se reivindican por encima de los objetos nuevos.

El wabi-sabi también se relaciona con la psicología, ya que nos pide que dejemos de lado los juicios y la necesidad de perfección y novedad. "En una cultura saturada por la tecnología, es importante aprender a centrarse en la belleza de las cosas tal y como son, sin pedir nada más", continúa el especialista en diseño de interiores. De hecho, no se trata sólo de aceptar la imperfección, sino de celebrarla.

Apreciar la mirada de artesano

El wabi-sabi también está muy relacionado con el oficio del artesano. Los objetos manuales, imperfectos, ponen a prueba nuestros conceptos estéticos y nos hacen entender el diseño de otra manera. Para el especialista en interiores, "el diseño consiste justamente en eso: en dar valor a las cosas que no lo tienen y, por tanto, hacer magia con los objetos". 

Algunos consideran al wabi-sabi como el nuevo feng shui, puesto que implica cierta manera de estructurar los espacios y da valor a los objetos y los materiales con los que están hechos. "No se necesitan grandes cosas para hacer buenos diseños, sólo es cuestión de pensar en el valor del material", añade Barrera Martínez, que recomienda combinar la filosofía del wabi-sabi con los objetos duales. Éstos son los que combinan diversos usos en un mismo mueble, por ejemplo una mesa que se convierte en estantería o una lámpara que pasa a ser parte de una silla. "Mirar los objetos de manera nueva nos permite inventar nuevas maneras de uso", concluye el especialista.

Fuente: LaRazon